
Es verdad que el trabajo dignifica a la persona, pero cuantas veces ese mismo trabajo esclaviza, humilla y hace que salga de nosotros lo peor.
En vez de ser la experiencia gratificante y realizadora que puede llegar a tener el ser humano termina siendo lugar donde pagar las frustaciones que uno sufre en su vida, lugar de desencuentro en vez de lugar de encuentro con el compañero.
